Esto se debe a que el cambio puede generar miedo e incertidumbre, y nuestro cerebro tiende a resistirse a salir de su zona de confort. Además, muchas veces nos hemos acostumbrado a ciertos patrones de pensamiento o comportamiento, y cambiarlos puede ser difícil.
Otro ejemplo es cuando alguien busca ayuda para mejorar su autoestima. Puede haber resistencia a cuestionar creencias arraigadas sobre uno mismo y trabajar en la construcción de una imagen más saludable y positiva.
En ambos casos, es importante recordar que el cambio no sucede de la noche a la mañana y que es normal sentir cierta resistencia al principio. Es importante tener paciencia con nosotros mismos y seguir trabajando en nuestros objetivos terapéuticos.
Como terapeuta, mi objetivo es ayudar a mis pacientes a identificar y superar estas barreras iniciales. Ayudo a mis pacientes a reconocer sus patrones de pensamiento negativos y trabajar en la construcción de nuevas formas más saludables de pensar y comportarse.
Recuerda que el proceso terapéutico es un viaje personalizado y que cada persona tiene su propio ritmo. Si estás experimentando resistencia al cambio en tu terapia, no te desanimes. Habla con tu terapeuta y trabajen juntos para superar cualquier obstáculo que pueda surgir en el camino.
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